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El juicio de Luna ya tiene fecha

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Hace 11 años que Luna y su madre protectora, Yama Corín, están atravesando un proceso judicial contra el progenitor de la joven por abuso sexual. Después de todo este tiempo, finalmente hay fecha para el juicio oral. Se llevará adelante en agosto en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°15 de la Capital Federal, a cargo de la jueza Virginia Sansone,  Adrián Martín y Gustavo Pablo Valle. 

¿Cómo fue el proceso judicial durante estos 11 años? ¿Por qué este juicio es tan importante para la lucha contra el abuso sexual en la infancia?  

Once años de lucha, once años de impunidad

La causa de Luna inició en el fuero civil de Morón en el año 2011, cuando ella tenía nueve años. En ese momento, su madre reúne fuertes elementos de sospecha, que luego fueron confirmadas por una psicóloga, y denuncia penalmente al progenitor de Luna. La Justicia dicta medidas de cuidado y la niña deja de tener contacto con su abusador. 

“Advertimos en el departamento judicial de Morón una complicidad entre la fiscalía y la defensa”, explican desde Mundanas Agrupación Feminista en una guía producida por ellas y agregan: “Volver pública la causa de Luna fue una necesidad”. Si las organizaciones de la sociedad civil no hubieran intervenido de forma activa, el proceso podría haber fracasado por prescripción. 

No es menor aclarar que Yama Corín se encontraba acompañada personalmente y organizada políticamente. En casos como este, muchas veces las madres protectoras se encuentran solas y desprotegidas frente a un sistema judicial que las expulsa y no les da respuestas. Esto lleva a que sea mucho más difícil enfrentar procesos que las revictimizar a ellas y a sus hijes. 

Según cuentan desde Mundanas, los años subsiguientes fueron tortuosos: Yama y Luna fueron sometidas a diversas pericias —algo que el progenitor tuvo que afrontar mucho tiempo después—, malos tratos, descreimiento e intentos de revinculación. Incluso tuvieron que soportar ser acusadas del falso Síndrome de Alienación Parental en un informe realizado por la Justicia.


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Una de las razones por la que recién ahora se llega a juicio es que durante varios años estuvo en discusión la competencia, porque la denuncia fue realizada en Morón pero los hechos sucedieron en la casa del imputado en el barrio de Flores, CABA. Esto sirvió para postergar la declaración en Cámara Gesell, donde Luna podría ser oída en un entorno cuidado y evitar que tuviera que hacerlo en el juicio oral. 

A principios del 2020 y luego de muchas idas y vueltas, Luna tenía fecha para ir a Cámara Gesell. El mismo día, ella se entera que la instancia había sido suspendida porque la defensa presentó un certificado médico que alegaba que no podían estar presentes y pedían la postergación. “Prepararse para una declaración siempre tiene un costo emocional altísimo. Entonces cuando cancelan una fecha que estaba prevista, con todo lo que conlleva el proceso, es una situación de extremo estrés que no se termina nunca”, dijo Yama Corín en ese momento. 


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Finalmente, Luna fue convocada a declarar el 28 de octubre del 2020 de manera testimonial como adulta. Es decir, ya había cumplido los 18 años. A partir de su testimonio y el de una testigo, la causa pasó definitivamente a la competencia de CABA, donde se cerró la instrucción y se realizó la elevación a juicio oral.

Los hechos fueron calificados como “constitutivos de los delitos de abuso sexual con acceso carnal vía oral en mas de dos oportunidades, doblementente agravado por haber sido cometido por ascendiente y contra un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo, en concurso ideal con corrupción de menores”.



Frente a la avanzada antiderechos, resistencia feminista

Según los datos reunidos por Mundanas, el 98 por ciento de los abusadores en casos de abuso sexual en la infancia son varones. En su mayoría, padres biológicos, seguido por familiares cercanos: abuelos, tíos, hermanos mayores o padrastros. Además, de cada mil casos que suceden, 100 se denuncian y 1 llega a tener condena, según datos del Ministerio Público Fiscal. El abuso sexual en la infancia no es un hecho aislado, es una problemática social que se sostiene a través de un sistema que desoye y descree de quienes denuncian. 

En la historia de Luna, por ejemplo, el acusado fue apoyado durante 10 años por el partido de izquierda del que formaba parte. Patricia Anzoátegui y Marcelo Topic son sus abogados defensores. Ella preside una asociación llamada Mujeres Sanas, ligada al movimiento anti-derechos, e impulsa el Observatorio de Falsas Denuncias. Tiene vínculos con sectores políticos negacionistas que reivindican la última dictadura cívico-militar. Como si fuera poco, publicó un libro llamado Hienas, en el que culpa a las madres protectoras de mentir e implantar ideas en sus hijes para denunciar a sus padres. En una entrevista en el canal A24 sostuvo: “La perspectiva de género le hizo muy mal a la justicia”. 

La lista podría seguir, pero el punto es claro: hay sectores que deciden defender abusadores, que niegan la vulneración a los derechos humanos y creen que las madres eligen exponerse a procesos judiciales infinitos y revictimizantes. ¿Para qué? ¿Para sacar provecho de qué cosa? 

Por eso, este juicio es tan importante. No solo porque, de obtener una condena, Luna y Yama tendrán un poco de la reparación que merecen, sino porque se trata de un acto reparatorio a nivel colectivo. Frente a sectores políticos que apuntan contra las luchas de los feminismos, que quieren retroceder en materia de derechos, esta sería una victoria para todes. 

Los días 8, 10, 15, 22, 24, 29 y 31 de agosto se realizarán las audiencias del juicio oral. Se organizarán jornadas de actividades en la puerta del TOC N°15 de Capital Federal para gritar bien fuerte: “Justicia por Luna” y “Abuso sexual en la infancia Nunca Más”. 


Si conocés a alguien que esté viviendo una situación de ASI o necesitás más información podés comunicarte con la lína 102, 137, 144 o 149. Más información en esta nota:  Abuso Sexual en la Infancia: herramientas para detectar y acompañar.


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