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Australia-Nueva Zelanda 2023: ellas ya hicieron historia

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“Había mucha ilusión de poder hacer historia, de poder ganar nuestro primer partido en un mundial”, le dice la defensora Julieta Cruz a una periodista luego de la derrota contra Suecia que nos dejó fuera de la Copa del Mundo 2023. Julieta llora, al igual que Estefi Banini y otras compañeras que también dieron su testimonio.

En Australia-Nueva Zelanda no se logró el objetivo que tenía la Selección: ganar un partido e intentar pasar a octavos. Pero esto no quiere decir que hayan faltado las victorias: el récord de rating en el encuentro contra Sudáfrica, la cantidad de medios que cubrieron el certamen, el reconocimiento de las futbolistas en tanto profesionales. Y esto sin contar que, a pesar de estar en un grupo con potencias del femenino como eran Suecia e Italia, estuvieron siempre a la altura. 

Por todo esto, ellas ya hicieron historia. 



Queremos gritar sus goles 

Nunca me interesó mucho el fútbol. De chica era de Boca, en la secundaria fui de River y hace algunos años que me considero de Platense, porque amo y vivo en Saavedra —puedo escuchar los chiflidos del otro lado de la pantalla, les pido disculpas—. Los únicos goles que grité con ganas habían sido, hasta la semana pasada, los de la Selección masculina. 

Esta copa hizo que me interiorizara por primera vez en la formación del equipo femenino, conocí a nuestras figuras y me abracé eufórica con mis amigas cuando Braun y Núñez metieron esos dos golazos contra las sudafricanas. 

Sé que una experiencia individual no alcanza para dimensionar una transformación social, pero los récords que batió esta Selección demuestran que la mía no es la única historia. 

Las 23 jugadoras que nos representaron en Australia-Nueva Zelanda marcaron un antes y un después en cómo se piensa al fútbol femenino. Su paso por el mundial fue una instancia clave en un proceso más amplio que viene dándose hace muchos años: la visibilización de las mujeres en este deporte. 


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La jugadora brasilera Marta Vieira Silva lo resumió así en la conferencia de prensa previa a su partido contra Jamaica: “Yo no tenía una ídola del femenino. Ustedes no mostraban fútbol femenino. ¿Cómo iba a imaginar que podría llegar a la Selección, convertirme en lo que soy hoy?”

Antes las niñas no tenían referentes, hoy ellas están comenzando a aparecer: en la presentación de las camisetas (antes se hacían con modelos), en los afiches que lanzó YPF, en los medios de comunicación. Y así también comienzan a poblarse las escuelitas de fútbol, los patios de las escuelas, los potreros de pibas con pelotas en los pies. 

Pero con esto no alcanza. Florencia Bonsegundo lo dejó muy claro en la publicación en la que anunció su retiro de la Selección: “Hoy volvemos a demostrar que seguimos detrás de potencias, que aún falta muuucho trabajo. Trabajo personal de cada jugadora, trabajo dirigencial, trabajo social, trabajo en los clubes y federación, trabajo GRUPAL”. Y agregó: “No vamos a mentirnos, el fútbol femenino sí que ha crecido, pero el resto creció el doble y seguimos detrás”. 

¿Cómo se equilibra la balanza? 

Para empezar por lo obvio e indispensable, se necesita mayor inversión en la Liga profesional y una mejora en las condiciones laborales de las futbolistas. Según un relevamiento de clubes con equipos de mujeres y disidencias realizada en junio de 2022, solo el 55 por ciento contaba con contratos profesionales y sus salarios eran equivalentes a los de la primera C masculina. De los más de 21 equipos que participaron del campeonato, apenas cinco contaban con más de 20 jugadoras profesionalizadas. 


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Pero si queremos seguir disputando mundiales y que los resultados esperados lleguen, la construcción tiene que ser más amplia. Tiene que haber un desarrollo de las inferiores, el impulso al fútbol todes en las escuelas y no solo para los varones, la difusión de los partidos de la Liga durante el año y muchos etcéteras. Es decir, tiene que haber una apuesta integral por este deporte dirigida a mujeres y disidencias para que también sean parte. 

“¡Hemos dejado la vara alta! Alta de luchar contra todos, alta de pedir respeto e igualdad, alta de pedir ayuda y ser ignoradas. Ojalá las futuras generaciones crezcan pensando en solo jugar al fútbol”, escribió Bonsegundo en sus redes. Es cierto, esta Selección nos deja un legado de lucha y la certeza de que la pueden romper en la cancha, pero necesitamos que las dirigencias del fútbol y el Estado apuesten por ellas. 


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