Imposible de determinar por el carácter multifacético de sus canciones y discos, Feli Colina presenta una convergencia entre poesía y sonidos nuevos que no por originales sufren de falta de inspiración. De hecho, la suya es clara: el folclore argentino.
Fotos de portada: Joselina Brignone
Instalarse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cantar en el subte, ganar el concurso Camino a Abbey Road y grabar allí su primer disco son solo algunos de los primeros pasos que trazó Feli Colina, cantautora salteña, alrededor de sus 20 años para entregarse a aquello que la conmueve desde tan chica: la música.
Imposible de determinar por el carácter multifacético de sus canciones y discos, la artista presenta una convergencia entre poesía y sonidos nuevos que no por originales sufren de falta de inspiración. De hecho, la suya es clara: el folclore argentino. Anticipando su próximo álbum, cuyo lanzamiento se acerca, un recorrido por su obra es capaz de presentar un panorama esperanzador para la música actual, que mucho ruido tiene por hacer.
Su primer disco data de 2019 y se gestó en el mismo estudio de grabación de, ni más ni menos, el álbum más icónico de The Beatles. Feroza presenta 10 canciones con una combinación de sonidos bien particular; en este disco, todo está por estallar, todo el tiempo y progresivamente.
Se siente un abrupto quiebre al escuchar De dónde salió todo esto?, donde predomina una guitarra eléctrica, algunas teclas y su poderosa voz, en una valiosa mezcla entre canto y relato cuya potencia aumentará mientras aparece la batería acompañando aquellas palabras que parecen estar saliendo de lo más profundo del cuerpo, característica que se repite en varios singles de la artista. Este tema aclara que en Feroza el grito se vuelve necesario e innegociable, y vendrá siempre antecedido por una serie de golpes melódicos que mantienen la calma pero anticipan el huracán.
El recorrido letrístico del disco ahonda en lo vincular de una forma verdaderamente sensible, sin dejar la introspección y la incertidumbre de lado. En Susurrito, el enojo parece estar cesando y la ternura cobra el lugar principal. Estos dos sentimientos -enojo y ternura- condensan la identidad del disco y se vuelven fundamentales en toda la obra, prometiendo un recorrido ambiguo, por ende completamente humano, para el oyente.

En su segundo disco, El Valle Encantado (2022), Feli establece un sendero directo hasta sus raíces, que a la vez son las nuestras: una fuerte influencia folclórica es esta vez -y sin dudas- la protagonista de estas 12 canciones en donde reaparece la narración oral, acompañada por una diversidad de coros y sonidos guturales que forman una atmósfera de aquelarre, ritualista, patriota y melodramática, que refuerza el gran impulso del álbum anterior mientras sienta las bases para lo próximo en su discografía. La lista de temas se nutre tanto de tracks festivos y bailables (Diabla), como de tan melancólicas baladas (El Orden Sagrado). En Chakatrunca, uno de los primeros temas y quizás de los más interpelantes del disco, escuchamos en la voz de Valentina Brishantina (poeta, artista y activista), unas líneas de su autoría que configuran crudamente una reflexión que articula cuerpo, género, poder y relaciones.
Si en este siglo lo que conocemos como disco está en constante fluctuación, siendo el centro de tantos debates musicales y culturales, El Valle Encantado es la prueba viviente de que este concepto tiene mucho para ofrecer y conforma aún una forma excepcional de crear y difundir música originada tras una o varios ideas principales. Es tal la trascendencia del concepto que gesta este disco para la artista, que fue necesario hacerle compañía y extender su poder.
Es que este innovador álbum ocupa un rol de hermano mayor en la cronología de la cantautora salteña, quien un año después, en un 25 de Mayo, presentó al menor de los hermanos, LXS INFERNALES (DEL VALLE ENCANTADO) en donde el carácter folclórico se profundiza y aparece en forma de cancionero reversionado. Si con el disco anterior una búsqueda de sonidos y tradiciones había tomado forma, en esta serie de temas la artista se nutrirá aún más de lo allí encontrado; presentará solo uno del cual es autora (Los infernales), más será intérprete de 6 canciones del registro folklórico nacional en donde homenajea a Víctor y Roberto Abalos, José Manuel Castilla, Roberto Sánchez, además de una impresionante y acalorada versión de Trigal, de Sandro.
Este disco presenta concretamente algunos guiños patrios que van desde la fecha del lanzamiento (Dia de la Revolución de Mayo), hasta la fecha del primer show en vivo del disco, un 9 de julio, Dia de la Independencia, pasando por el histórico origen del nombre elegido: “Los Infernales” fue como se autodenominó el ejército gaucho salteño liderado por el caudillo Martín Miguel de Güemes en la lucha por la Independencia de nuestro suelo. Siglos más tarde, otra salteña lo reivindica para enriquecer su concepto musical profundamente abocado a defender aquellos sonidos cuyos años de tradición nacional conforman una fuente inagotable para pensar, recordar e interpretar procesos argentinos, porque si algo supo (y sabe) hacer la música nacional fue obrar de reflejo social en momentos tan variados de Argentina.
Con solo 30 años, prepara su inminente -y cuarto- disco, La Otra Mejilla, mientras llena de música y festejo colectivo los escenarios que pisa alrededor del país, rodeada por mujeres coristas, percusionistas, músicas, bailarinas y amigas artistas que forman parte del sentido de sororidad que la caracteriza tanto a ella como a su obra. Su carrera, lejos de limitarse sólo a la capital que la adoptó hace unos diez años, mantiene un curso federal y aunque ha participado en grandes festivales, su pulsión por hacer música en vivo genera momentos y shows que no se despegan del under, sin importar en qué provincia o ciudad se encuentre.
Entre gritos y sonidos que se han vuelto mantras entre su público y reivindicaciones nacionales varias, esta cantora (como Mercedes Sosa, elige que la llamen así) trae una compleja y enriquecedora propuesta cargada de emociones para quien esté dispuesta a adentrarse en el sentir. Resulta por demás errónea la posición que sostiene una ausencia de nuevos talentos; no es el caso si sabemos de ella.
