Las Muzzas es un grupo musical integrado por siete mujeres que desde hace tres años se encuentran para hacer algo más que música en conjunto: componen, ensayan, gestionan sus fechas en vivo, recuperan canciones de bandas argentinas conformadas por mujeres en sus covers y hacen festivales, encuentros virtuales y talleres en pos de hacer comunidad desde una perspectiva transfeminista.
En diálogo con Feminacida, la banda planta firmemente sus banderas y habla luego de su tercer festival en la Ciudad de Buenos Aires.
Candela Frías fundó The Muzzas cuando se mudó a Buenos Aires desde Córdoba. Un año tardó en conformar un grupo cuyo objetivo principal era juntar mujeres que hagan blues y que quieran adentrarse en un proyecto que trascendiera al conjunto musical. “La banda tiene un mensaje político feminista muy claro no solo al disputar el lugar en los escenarios, sino también abajo de ellos: queremos decir lo que pensamos y para eso necesitamos organizarnos”, cuenta Frías.
Todas las integrantes consideran al debate y a la construcción colectiva parte esencial del proyecto y del adjetivo con el que orgullosamente se nombran: ser feminista para estas músicas implica, como para muchas, un posicionamiento rebelde y decidido, consciente de que su solo nombramiento producirá caras amargadas y suspiros desganados. Este modo de ser y hacer se funde en cada aspecto de la banda, desde la composición -que empieza por Frías pero pasa por las manos de cada una- hasta el armado de festivales y talleres: la co creación de un espacio colectivo que quiere ir nada más que hasta el fondo con el sueño de rearmar la escena musical en su aspecto más amplio.

En el camino que esto conlleva, idearon distintas propuestas que buscan ampliar la red de militancia musical en la ciudad, en la provincia y en todo el país. Tal es el caso de los encuentros virtuales que mensualmente se dan por Zoom -procurando un alcance federal- en donde se proponen diversos temas de conversación (como ley de cupo musical, economía, representación en los escenarios) con el objetivo de promover un espacio de intercambio participativo para mujeres y disidencias artistas de todo el país. “En los encuentros terminamos recuperando algo que no sabemos bien cuando perdimos, la colectividad”, suma la fundadora.
A partir de estas reuniones organizadas desde un grupo de Whatsapp que las chicas de la banda administran y buscan ampliar desde sus redes sociales, notaron la urgencia de encontrarse de manera presencial para seguir debatiendo pero también para hacer aquello que las apasiona: juntarse a tocar. Una vez más, la organización venció al tiempo y todas decidieron hacer un lugar en sus exigidas agendas de estudiantes, trabajadoras y músicas emergentes para armar un festival que nombraron Vuelan Las Blussas.
Al respecto, Cami, guitarrista principal de la banda dice: “No es solo un festival. Es un encuentro militante que es fundamental para la banda. Cada una de nosotras se comprometió desde el día uno a organizarlo y todo el tiempo pensamos en cómo ampliarlo, en que sumarle”.
Ela, cantante de las Muzzas, agrega lo fundamental que es el carácter pragmático en el recorrido de la banda: “Lo importante también es haber pasado a lo práctico. Tanto el festival como los encuentros y los talleres nos dieron eso: el estar haciendo algo, no solo pensando. Así es más posible que llegue el mensaje que queremos dar”.
Con estos espacios, buscan generar nuevas dinámicas que entiendan a la música desde una perspectiva más amplia, política, con un alma refundadora. Ensayan y planean sus eventos desde una lógica que respeta la escucha y el tiempo lento que requieren los procesos colectivos, aunque nunca frenan: acaban de dictar un taller gratuito sobre marketing digital para artistas, en el marco del festival habrá un conversatorio interdisciplinar para seguir enriqueciendo los debates sobre arte y política, se reunirán con la presidenta del INAMU en pos de repensar en conjunto la Ley de Cupo Musical para volverla más inclusiva y eficiente, tienen listados de acceso público con contactos de distintas músicas, sonidistas, periodistas, psicólogas -incluso taxistas y fleteras que trasladen instrumentos-, una incipiente bolsa de trabajo para fomentar la circulación económica feminista y próximas jams en proceso. Todas aristas de un proyecto musical-político lleno de coraje, que se compromete a tejer redes argentinas inscriptas en la creencia de que no hay lucha sin colectividad.
El silencio desde el arte no es una opción para ellas. “La música es política y que las bandas hoy estén callando una situación crítica para el país, para las mujeres, para la comunidad LGTB, nos parece gravísimo”, dice Frías y habla por todas.
Organizadas activamente, invitan a escucharlas tocar pero también a pensar la música más allá del instrumento; desde sus distintos estudios, profesiones y formas de aportar al movimiento feminista, encontraron un punto en común entre el blues y las ganas, entre la acción colectiva y la vocación artística.



Con su lema “Por las que estuvieron, por las que estamos y por las que vienen”, quieren incidir en el campo de las representaciones, recuperando referentes musicales como las Blacanblus mientras investigan las historias de otras mujeres y disidencias en la música nacional. Así, sale a la luz la necesidad de un imaginario musical que habilite la capacidad de verse representadas, que habilite el sueño de ser baterista, guitarrista, tecladista o de tener una banda que proponga una alternativa a la clásica representación de grupos enteramente conformados por varones.
El proyecto de las Muzzas posibilita entonces una escena musical más diversa que se enorgullece de eso y que está en constante construcción, promoviendo debates que no permiten suprimir el carácter político del arte. En sus redes abren convocatorias y difunden diversas búsquedas para su comunidad en creciente formación, además de compartir agendas mensuales con fechas de muchas bandas emergentes. La invitación es, concretamente, ser parte de algo más grande.


