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Gala & Kiwi: "¿Por qué dejamos de ser amigas?"

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Entre las inquietudes de dos jóvenes insertándose en la vida adulta, atravesadas por una adolescencia transcurrida en una cuarta ola feminista que incidió de mil maneras distintas en todas las etapas de la experiencia femenina, aparecerán cuestiones que sin dejar de ser en parte individuales, buscan apoyo y denuncian ausencias en un plano interpersonal. Así, el rol de las amigas, de los varones, el perdón, lo omitido y lo invisibilizado conforman un estado de ebullición que demanda ser atendido con urgencia.

Gala & Kiwi es un largometraje dirigido por Axel Cheb Terrab, protagonizado por Agustina Cabo y Carmen Fillol. Se estrenó en 2024 y hasta principios de junio de 2025, lleva varias semanas consecutivas de funciones en el Cine Gaumont. Propone conocer a Gala y Kiwi en una noche de reencuentro: dos chicas veinteañeras que supieron ser inseparables en la secundaria, pero hace seis años no saben nada sobre la otra. ¿Por qué se termina una amistad?

Esta pregunta se impone tanto en los diálogos como en el espectador, rebotando en cada recoveco del pequeño monoambiente en el que se desarrolla toda la película. La respuesta parece esbozarse, por momentos, en base a las claras diferencias de las dos amigas: Gala es descuidada, entusiasta, egocéntrica, inquieta y aunque expresa constantemente lo mucho que le alegra ese reencuentro, no está dispuesta a abandonar el lugar que gestó en el centro de la amistad. Si quiere saber algo sobre Kiwi, es solo refugiándose en la pregunta repetitiva y desinteresada de quien no se conforma con ninguna respuesta más que la que desea escuchar. Quiere -estrictamente- pasarla bien, tener una gran noche con su amiga de la infancia y fundamentalmente, entender por qué dejaron de hablarse. Para esto, el deseo de Kiwi, sea cual sea, le resulta un impedimento. El transcurso de la noche va al acelerado ritmo de Gala, que cuando quiere baila y hace bailar, cuando quiere llora y hace llorar. 

Kiwi, por su parte, problematiza el papel que la intensidad de su amiga le había asignado en sus años de secundaria y, evidentemente, también ahora: un rol hiper pasivo que ella aceptó por haber encontrado cierta pertenencia en la cuasi invisibilidad que produce convertirse en sombra. Su carácter introspectivo y misterioso se exacerba con una presencia tan imponente como la de su vieja amiga, y se pierde en la escena yendo detrás de ella y sus microdesastres característicos  (canillas abiertas, copas de vino derramadas, entre otros). ¿Qué se necesita para romper un molde que por años funcionó retorcidamente como contención? 



La dicotomía atinada y tóxica entre amiga-luz y amiga-sombra esconde una historia de amor llena de complejidades, de intentos, traiciones, esfuerzos, conformismos e incondicionalidad que muchas amistades de mujeres jóvenes ha atravesado y que solo puede definirse con aquellas cuatro palabras: una historia de amor. Lejos de romantizar los conflictos o los destratos que allí se dan, esta definición busca reconocerle a la amistad la posibilidad ambigua y dramática de rompernos el corazón: potestad que el mundo se esfuerza por reservarle a vínculos sexoafectivos, aunque más de una vez aquel doloroso desgarro o quiebre lleva el nombre de amistades de la infancia, de la adolescencia, de la vida.

Gala & Kiwi logra inscribirse en la infravalorada lista de obras que descentralizan por un rato la fórmula trillada de romanticismo y no por eso dejan de hablar de un amor (o desamor) tan puro, igual de importante y trascendental: el de una amiga.

Aunque el homoerotismo es central en el vínculo que nos introduce la película, lo verdaderamente conflictivo va más allá de identificar una posible atracción no platónica entre las protagonistas: el desafío es complejizar lo que ambas configuran e intentar empatizar con los dos arquetipos. Los secretos, cuyo lugar es predominante en el film, son una herramienta fundamental para acercarnos a este objetivo: qué día es, qué pasó en aquella fiesta lejana e inolvidable, qué representa Juana de Arco en la historia de esta amistad y todos aquellos interrogantes que a través de la pantalla grande puedan surgir. Así, entender se vuelve no solo una necesidad de los personajes -qué les pasó y qué les pasa hoy-, sino del espectador que seguro acepta la invitación de verse reflejado en alguno de los tantos espejos que el film propone. 

Por esto, Gala & Kiwi aprovecha una aparente simpleza para ahondar en lo tierno e intimidante de una amistad que se disputa su destino. Entre sueños, reminiscencias, vino y confesiones, dos amigas intentan encontrarse en algún plano, reconectar vía algún buen recuerdo, abrazo o canción alguna vez compartida. ¿Podrán ser complementarias las oposiciones que las caracterizan? Si lo fueron alguna vez, ¿cuál fue el costo?

El carácter independiente de la producción de la película se refleja en la intimidad con la que eligen presentarla en las salas: siempre presentes el director, las actrices o alguien del equipo, que promueven la charla después de las proyecciones. Forma parte de un cine que quiere ser discutido y que sabe que las películas, en el mejor de los casos, no terminan dentro de la misma sala: generan o reflejan marcas, dudas, disgustos, compañía, un sinfín de emociones posibles, y por eso escapan vía espectadores que debaten las respuestas a las muchas preguntas que se figuraron, recomiendan o planean verla otra vez.

Hechos de gran importancia en el presente, donde se atenta contra una industria nacional cinematográfica que aparte de recibir galardones, habilita a los y las argentinas a tener un imaginario colectivo propio y cercano. Ver (así apoyar) al cine independiente tiene ahora un capital político sin igual que bien puede emplearse viendo películas como esta. 

-Más info sobre días y horarios de las funciones haciendo click acá-



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